En los últimos años, los gobiernos de todo el mundo han reforzado su control sobre el entorno digital. Las leyes de seguridad en línea, destinadas a proteger los datos de los usuarios y combatir las ciberamenazas, han endurecido de facto las reglas para las empresas. Muchas herramientas conocidas, como las VPN, han sido restringidas o ya no cumplen con los nuevos requisitos.
En este contexto, cada vez más empresas y especialistas recurren a servidores proxy. Aunque antes se consideraban las VPN como una herramienta universal para eludir bloqueos y proteger el tráfico, las condiciones actuales han revelado sus debilidades. En cambio, los proxies no solo mantienen la funcionalidad de enmascaramiento de IP, sino que también aportan flexibilidad, escalabilidad y transparencia, algo especialmente importante en el contexto de leyes estrictas en línea.
Durante décadas, la VPN (Red Privada Virtual) ha sido la herramienta estándar para:
Principales ventajas de las VPN:
Sin embargo, las leyes de seguridad en línea han cambiado las reglas del juego. Hoy en día, las VPN se enfrentan a varios problemas:
Esto ha llevado a las empresas a buscar alternativas.
Los servidores proxy ofrecen más posibilidades de ajuste fino y de cumplimiento de las nuevas leyes en línea.
Ventajas de los proxies frente a las VPN:
A diferencia de las VPN, que a menudo las usan los usuarios finales para fines personales, los proxies se integran fácilmente en sistemas corporativos, CRM, cuentas publicitarias y plataformas de analítica.
Las nuevas leyes en distintos países exigen:
Las VPN, que cifran y ocultan por completo toda la actividad, a menudo son incompatibles con estas normativas. Los proxies, por el contrario, permiten a las empresas configurar soluciones híbridas: parte del tráfico va directo, parte pasa por un proxy, lo que ayuda a cumplir los requisitos sin perder rendimiento.
Hoy en día, los servidores proxy se usan de forma mucho más amplia que las VPN.
Los principales escenarios son:
A medida que las leyes de seguridad en línea se vuelven más estrictas, los proxies permiten a las empresas equilibrar el cumplimiento normativo y la eficiencia operativa.
Para entender por qué las empresas eligen cada vez más los proxies en el marco de las nuevas leyes, vale la pena compararlos con las VPN en parámetros clave.
Las VPN proporcionan cifrado completo de todo el tráfico de internet. Esto es conveniente para usuarios privados que desean ocultar su actividad en línea. Pero para las empresas se convierte en un problema: se pierde transparencia y control sobre qué datos se transmiten. Los proxies son más flexibles en este sentido: permiten encaminar solo parte del tráfico o solicitudes individuales a través de ellos, dejando el resto "abierto".
Las VPN funcionan bien para un número limitado de empleados o tareas, pero cuando se trata de cientos de cuentas publicitarias o millones de solicitudes, dejan de ser eficaces. Los proxies, por su parte, están pensados para la escala: permiten usar miles o incluso decenas de miles de direcciones IP simultáneamente. Esto es fundamental para administradores web, especialistas en marketing y empresas que trabajan con big data.
Dado que las VPN cifran todo el tráfico, pueden ralentizar el rendimiento, especialmente si la conexión pasa por servidores remotos. Los proxies no ofrecen protección total, por lo que la velocidad de conexión es mayor y la carga sobre el sistema es menor. Para las empresas donde cada segundo cuenta al procesar grandes volúmenes de información, esto desempeña un papel decisivo.
Una de las desventajas clave de las VPN en el nuevo entorno es que son una "caja negra" para las empresas. El tráfico está completamente cifrado, lo que dificulta controlar qué pasa exactamente por el canal. Los proxies, en cambio, permiten un enrutamiento flexible y mantienen la transparencia de los procesos, lo que ayuda a cumplir los requisitos legales.
El tráfico de VPN es fácilmente detectado por muchos servicios y está sujeto a bloqueos masivos. Los proxies, especialmente si están bien configurados y utilizan rotación de direcciones IP, se asemejan a usuarios normales. Esto reduce significativamente la probabilidad de restricciones.
Así, las VPN siguen siendo una herramienta conveniente para usuarios privados y algunos escenarios corporativos, pero en el contexto de leyes modernas y altos requisitos de flexibilidad, los proxies se están convirtiendo en una solución más fiable y escalable.
Por supuesto, los proxies no son una solución perfecta. Entre los problemas se encuentran:
Sin embargo, en comparación con las VPN, donde las restricciones suelen imponerse por factores externos (como el bloqueo de protocolos), la mayoría de los problemas de los proxies pueden resolverse con una infraestructura competente.
En los próximos años, probablemente veremos una combinación de proxies y VPN. Las empresas utilizarán VPN para tareas internas (por ejemplo, acceso remoto de empleados) y proxies para fines externos: publicidad, marketing y analítica.
El desarrollo de proxies de próxima generación —basados en IA, blockchain e IPv6— reforzará aún más esta tendencia, convirtiéndolos en el estándar de facto para las empresas que operan en el entorno digital.
Las leyes de seguridad en línea han cambiado el mercado de herramientas de anonimato y protección de datos. Las VPN, consideradas durante mucho tiempo una solución universal, han demostrado ser menos eficaces bajo las nuevas reglas. Servidores proxy, por el contrario, ofrecen a las empresas más flexibilidad, transparencia y escalabilidad.
Hoy, la transición de las empresas a los proxies no es solo una cuestión de conveniencia, sino también una necesidad para quienes quieren seguir siendo competitivos en una era de control total de Internet.
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